domingo, 22 de marzo de 2009

Ce n’est pas possible, joder!




Era tarde, y es verdad que me había pasado toda la santa noche hablando de lo mismo, pero con razón. Hacía meses que sabía su asunto con ella y el muy cabrón me seguía mirando a la cara sábado tras sábado.

Las rutas asignadas desde hacía dos años nos hacían coincidir semana tras semana en un hotel contratado por la compañía. El tiempo y puede que mi falta de orgullo habían hecho que llegase a considerarse mi amigo. He topado con cantidad de tipos de su estilo a lo largo de mi vida y nunca he logrado sacar nada bueno de mi relación con ellos. Ésta vez no sería una excepción, aunque miserablemente eso era algo que ya sabía.

Recuerdo que mi ex mujer aprovechaba la mínima ocasión para recordarme lo insignificante que era, unas veces al compararme con aquel hijo de puta y otras para echarme en cara el modo en que dejaba mangonearme por él. Lo achacaba todo muy fácilmente a mi falta de personalidad. Aunque eso sí, era mujer de principios; lo que más admiraba en una persona era su valentía frente a las adversidades. Un día fue ella la que le echó valor y se largó con otro.

—Intenta no pensar en ello, no vale la pena. Se te habrá olvidado en cuanto entres a la habitación, hazme caso. Mañana será otro día— dijo con una media sonrisa. Parecía la típica frase que seguía a un jodido redoble.

Naturalmente no le contesté. Salí de allí tan pronto como pude. Sabía que si me quedaba un minuto más podría haber hecho cualquier cosa. El bar de aquel miserable hotel estaba desierto. Quizás por ello no me importó dejarlo con la palabra en la boca. Soy un encogido de mierda, lo reconozco, pero con todo y con eso le hubiese roto una botella en la crisma. Estoy seguro, aunque me contenté con dejarlo plantado allí. De camino al vestíbulo pensé en que tal vez no sería mala idea volver a decirle cuatro cosas. Nunca antes había sentido el odio que en aquel momento le tenía. Los nervios apenas me dejaron pulsar el 18 en el ascensor.

Mientras subía, y de camino a la habitación, logré tranquilizarme.
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