
Simplemente decidí cambiar de día. Cerré los ojos y dejé que el volumen de la música subiera. Cuando quise darme cuenta había perdido el control. Bailé saltando por todo el baño mientras me desnudaba. Me volví a mirar cuando sólo me quedaban las braguitas. «Esto está mejorando», pensé. Me fui hasta el montón y comenzé a probarme toda mi ropa. «Me gusta, no me gusta, me gusta, no me gusta, ME GUSTA…». Y seguí. «Le quiero, no le quiero, le quiero, NO LE QUIERO». Saqué mi alisador de pelo y el tocador. Y poco a poco me fui poniendo guapa.
Paré la música. Bajé la escaleras y salí a la calle. La lluvia había cesado y se había quedado un día la mar de agradable.